LA MEZQUITA DE CÓRDOBA



La mezquita de Córdoba es un edificio religioso del periodo califal andalusí vinculado a la dinastía Omeya, el periodo más brillante de Al-Andalus. Sus autores son desconocidos, fue iniciada en la época de Abderramán I en el siglo VIII y se amplió sucesivamente hasta el siglo X. La mezquita sigue el estilo hispanomusulmán y se localiza en Córdoba. Desde 1882 es considerada un Bien de Interés Cultural y desde 1985 un Patrimonio de la Humanidad.

Contexto histórico.

La mezquita de Córdoba es uno de los mejores ejemplos de arte hispanomusulmán. 

La civilización islámica tiene su origen con el profeta Mahoma, mercader nacido en La Meca. Anteriormente a él la península arábiga era un territorio habitado por tribus dispersas, cada una con sus costumbres y religión. La única unión entre ellos era la lengua árabe. Mahoma unificó a todas estas tribus bajo una misma nación con una sola religión.

En el año 622 el profeta tuvo que huir, perseguido por sus enemigos, de la ciudad de La Meca a Medina, constituyendo entre sus seguidores un estado teocrático. Esta huida conocidas con el nombre de Hégira supuso el comienzo de la era musulmana.

Mahoma murió en el año 632 pero sus sucesores formaron un ejército que, bajo el emblema de la religión y la "guerra santa", comenzaron a conquistar los territorios fronterizos. Así se produce un proceso de expansión política irreligiosa.

Su rápida conquista de parte del Imperio Bizantino, del norte de África y de la península ibérica pone en contacto al mundo musulmán con las tradiciones culturales del mundo occidental que en todas estas zonas tiene como referencia común la tradición clásica. Además considerando la capacidad de adaptación del Islam a los nuevos territorios que conquista y a su capacidad de síntesis, no debe extrañar el desarrollo de una nueva expresión artística, que en la parte occidental de su imperio da como resultado un arte sincrético, en el que se mezclan elementos clásicos, bizantinos, griegos, romanos e incluso de algunos pueblos bárbaros, junto a la particular fundamentación religiosa del mundo musulmán.

Uno de los entornos en el que mejor se aprecia esta síntesis es el arte desarrollado en al-Andalus, el arte hispanomusulmán.

En España ante la debilidad de la monarquía visigoda en la península, las tribus islámicas penetran en Hispania en 711, ocupando todo el territorio en apenas 8 años y convirtiéndose hasta 756 en Emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco.

Podemos distinguir varias etapas en Al-Andalus. Primero tuvo lugar el emirato dependiente de Damasco (756-929) cuando los musulmanes conquistan la península. El emirato dependiente era gobernado por un emir y tenía la capital en Córdoba. La segunda etapa corresponde con el emirato independiente de Bagdad, inaugurado por Abderramán I, príncipe omeya. En la tercera etapa tiene lugar el califato de Córdoba Abderramán III se proclama califa y adquiere un poder absoluto. Es la etapa de mayor esplendor artístico. En la cuarta etapa se crean los reinos taifas tras la fragmentación del mundo Andalusí. La quinta etapa corresponde con las invasiones de los almorávides y los almohades que intentaron volver a unificar Al Andalus, sin éxito. La última etapa es el reino nazarí de Granada fundado por Muhammad I que se rebela contra los almohades y unifica el territorio de Almería Málaga y Granada.

Estilo artístico

La principal manifestación del arte hispanomusulmán es la arquitectura. Las creaciones pictóricas y escultóricas quedan relegadas a un segundo plano por el carácter anicónico de la civilización.

Es un arte sincrético y fuertemente ligado a la religión. Edificio más simbólico es la mezquita, el templo de los musulmanes, que se reproduce por todo el Imperio siguiendo la misma tipología e inspirándose en la casa de Mahoma.

Es una civilización urbana frente al mundo rural cristiano los musulmanes construyen ciudades laberínticas que giran en torno al zoco. Algunas construcciones son los palacios, los baños o las torres albarranas.

Los edificios son de poca altura, a escala humana y en armonía con el paisaje. Predominan las líneas horizontales y logran una perfección matemática. Hay una fusión de luz, agua y vegetación.

La prohibición de las imágenes los lleva a huir de la imitación de la naturaleza y los invitó a exagerar los aspectos geométricos o vegetales, en un alarde de de imaginación que les indujo a decorarlo todo, a no dejar ningún hueco. A esto se le conoce como Horror Vacui. Así se crean tres motivos decorativos: los atauriques, las lacerías y la decoración cúfica.

En cuanto los materiales utilizan la piedra, la madera, el ladrillo y el adobe, siendo estos dos últimos dos preferidos. No le importaba la duración del edificio ya que no construyen para la eternidad. Su arquitectura no precisa de gran resistencia de elementos. Por eso los arcos y cúpulas tiene muchas ocasiones un mero sentido decorativo. Solían utilizar material de acarreo.

Como elementos sustentantes se utilizan los pilares y las columnas, que son delgadas ya que la techumbre pesa poco. Los capiteles son de distintos tipos: corintio, cúbico, de mocárabes, de trépano. Los elementos sostenidos son los arcos y las cúpulas.

En cuanto a los arcos están formados por el alfiz, las enjutas o albanegas y el arrabal. Además, hay distintos tipos de arco: de herradura, lobulado, entrecruzados, superpuestos y mocárabes.

Descripción de la obra.




El edificio está construido con piedra, ladrillo, madera y, a nivel decorativo, yeso. La mezquita está formada por el patio de los naranjos, el minarete, la fuente de abluciones, la sala de oración, la quibla y el mihrab.

La mezquita está orientada hacia el sureste. Todo el recinto está limitado por un muro. En él sobresalen numerosos contrafuertes acabados en almenas y 19 puertas para entrar. Éstas presentan una tipología de tres cuerpos, uno central de apertura y dos laterales ciegos decorados con arcos de herradura, lobulados y celosías.

Es una planta longitudinal con partes bien diferenciadas. En el interior hallamos la sala de oración o haram, formado por 19 salas emplazadas perpendicularmente para concluir la mirada del creyente en la quibla, y el patio de los naranjos o sahn, donde se encuentran el minarete, las fuentes rituales y los naranjos alineados con las naves de la haram. En el muro orientado a La Meca (quibla) se encuentra el mihrab. Delante se sitúa la maqsura para las autoridades, muy iluminado por 4 cúpulas con ventanas radiales, realizadas para cuando el alargamiento de la sala llegara a la quibla.

Entre los elementos sustentantes destaca su sistema de soportes superpuestos en el haram. Sobre cada columna se levanta un pilar secundado por arcos de herradura que contrarrestan las presiones laterales de los pilares. Estos arcos de herradura posibilitan que los pilares sostengan un segundo nivel de arcos de medio punto que, a su vez, soportan la cubierta a dos aguas.

Los elementos sostenidos son el techo adintelado del haram y las cúpulas califales, cuyos nervios no se cruzan en el centro y forman polígonos que posibilitan pasar a una planta poligonal sin trompas ni pechinas. En el centro de las mismas se desarrollan cúpulas gallonadas.

Como elementos decorativos podemos observar mosaicos bizantinos, relieves, yeserías y alicatados localizados en muros, capiteles y cúpulas. Los motivos decorativos son el ataurique, la lacería y la epigrafía, concentrados, sobre todo, en la zona del mihrab y del mexuar, en las que el color oro realza la importancia de las mismas. La decoración se completa con las arquerías de arcos polilobulados y las dovelas rojas y blancas.

Otras obras del mismo estilo.

Otros edificios importantes y característicos del arte hispanomusulmán son Medina Azahara, la Torre del Oro, la Giralda de Sevilla o la Alhambra de Granada.

Cristina García

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