EL RAPTO DE LAS HIJAS DE LEUCIPO


Autor: Peter Paul Rubens.
Cronología: 1616.
Estilo: Barroco.
Material: Óleo.
Soporte: Tabla.
Ubicación: Pinacoteca de Munich, Alemania.

El Barroco fue un período histórico-cultural que abarcó desde la segunda mitad del siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XVIII. Se difundió por toda Europa y América Latina, así como otras regiones colonizadas por los europeos. La literatura y el arte Barroco representaron una época que asistió a la transformación del orden conocido. Si en el Renacimiento dominaba una una mirada autoconfiada y optimista, el Barroco se caracterizó por una sensibilidad pesimista, desengañada, crítica y conceptualmente compleja, fruto de los impactos de hechos históricos producidos en los años previos, como el descubrimiento de américa en 1492, la reforma Luterana en 1517, la contrarreformación católica en 1545 y la aparición de la teoría heliocéntrica de Copérnico en 1543.
A la crisis ideológica, le siguió también la crisis de Europa en el siglo XVII, que se expresó en la caída de la economía, la revolución  de precios, los levantamientos sociales, guerras, como la guerra de los treinta años, hambrunas, epidemias, caída del índice demográfico, etc. También en un ambiente culturalmente fragmentado, las tendencias artísticas fueron diversificadas.

Nos encontramos ante una de las obras de tema mitológico más importantes de Peter Paul Rubens, se trata del ¨rapto de las hijas de Leucipo¨ que mide 2,22 metros de alto y 2,09 metros de ancho. Rubens es considerado por muchos como uno de los pintores Barrocos más importantes. Trata una amplia variedad de temas pictóricos como religiosos, históricos, de mitologías clásicas, escenas de caza, paisajes, retratos; así como dibujos, ilustraciones para libros y diseños para tapices. Rubens realizó esta obra al principio de su carrera, un periodo de transición entre el Renacimiento y Barroco.


En esta obra pictórica se representa el mito de los hijos de Leda y Júpiter, Castor y Polux, que decidieron raptar, con ayuda de Cupido, a las hijas del rey Leucipo, llamadas Hilaíra y Febe, que ya habían sido comprometidas a otros hombres.
Esta pintura se trata de una de las escenas más dramáticas y violentas creadas por Rubens, formando un dinamismo típico del Barroco, pero con una composición equilibrada muy común en el clasicismo. Rubens se inspiró en unas estatuas en el Quirinal de Roma para la representación de esta obra. También tomó como referencia un grupo escultórico ejecutado  por Juan de Bolonia en la plaza de la Signoria de Florencia.

                                                                   

Los gemelos aparecen a caballo en pleno rapto, reforzando así la violencia con el caballo encabritado de fondo y la resistencia ejercida por Hilaíra y Febe quienes aparecen con cuerpos en escorzo.


Rubens elige para el rapto un paisaje imaginario, sobre el que sitúa, en un primer plano, al grupo de figuras y en un segundo plano, el paisaje. En el suelo pinta árboles de diferentes tamaños para así crear una sensación de profundidad. Los caballos aparecen nervioso, acompañando la tensión que hay en ese momento, el del fondo muestra más agresividad porque levanta las dos patas delanteras y el más cercano, esta más tranquilo. Las figuras forman dos diagonales entrelazadas, ocupando gran parte de la obra, incluyéndose dentro de un círculo perfecto. Su gran notable dinamismo refuerza el dramatismo de la escena , complementando con las poses y los movimientos de los personajes.


En la zona de la izquierda aparece Cupido agarrado a un caballo. Rubens con esto, pretende suavizar lo que esta sucediendo en la obra, donde los gemelos raptan a las hermanas por amor. Este personaje resalta del resto de la obra porque su rostro es tranquilo y sereno, introduce en la obra al espectador, ya que tiene una mirada fija hacia él.

 
 Respecto a los colores podemos observar el contraste del color de la piel entre los personajes masculinos y femeninos, siendo la de los gemelos más oscura. Rubens mezcla colores primarios con secundarios, creando así unos magníficos contrastes. Esta obra en diversas ocasiones se ha interpretado como una alegoría del matrimonio o de la armonía conyugal e incluso como una alegoría política.














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